Llegados los Lunes hay muchos blogs donde se cuentan las peripecias, vivencias y "
momentazos" del fin de semana. Para los que siguen este blog no es ninguna novedad si digo que esta norma no se suele cumplir aquí, ¿por qué? Pues básicamente porque mis fines de semana suelen ser muy tranquilos, sin apenas sobresaltos, la mayor novedad que normalmente puedo llegar a contar es que me he ido a Valencia... a vivir un fin de semana normal y corriente en casa de mi novia, ya sabéis lo que es un fin de semana "
normal y corriente": levantarse, si es Sábado ir a comprar al
Mercadona de turno, comer, ver película y en paralelo dormir una siesta y al llegar la noche... cenar, ver la tele y a dormir.
Supongo que por no tener que repetir post Lunes tras Lunes es por lo que no suelo contar lo que ha sido mi fin de semana, pero bueno, hoy voy a hacer una excepción y voy a contaros como me han ido estos dos días. Empezaré el Viernes por la tarde al salir del trabajo (a las 19h.), mientras iba labrando mi post
41-6 en el camino de vuelta a casa, una vez ya en ella (en mi casa se entiende), terminé de escribir el post y me puse a jugar lo que pude con la PlayStation 2, y es que generalmente no tengo tiempo para jugar entre semana (y los fines de semana, entre unas cosas y otras tampoco) y como mi novia se había ido a tomar "un café" con una compañera del trabajo aproveché para darme un homenaje con "
la Play", así que empezó bien el fin de semana, jeje.
El Sábado creo recordar que me levanté a las 10h., mi novia ya hacía una hora que había bajado a
Marni y acababa de hablar con su madre por teléfono (hablan todos los días por lo menos 2 o 3 veces, cosas de tener tarifa plana en el teléfono, claro), tras un copioso desayuno nos pusimos mano a la obra y empezamos a limpiar lo que hasta ese mismo día era una casa llena de polvo, pelos de animales (y no animales) y otras cosas que paso de enumerar, el caso es que terminamos en torno a las 15:30 o así, hora en la que nos duchamos y fuimos a hacer una pequeña compra, tras esta ya era la hora de comer, es decir, las 16:30h., buena hora para comer, ¿verdad? Por la tarde nos tumbamos en el sofá viendo la tele hasta que a eso de las 19h. o así (vaya, al ratito de sentarnos), nos llamaron unas compañeras de mi novia para ir a
Cartagena (estaba preestablecido que nos llamarían), bajamos de nuevo a
Marni y nos fuimos para allá. La verdad es que lo pasamos bien (eramos 7, tres parejas y una chica que tiene el novio lejos y por eso vino sola), salimos a cenar(sí, ya sé que este mes
voy de culo con el
dinero, pero llegados a estos límites, ¿qué más dan 17€ más o 18€ menos?) y después de la cena a la casa de la compañera de mi novia donde estuvimos hablando (y diciendo burradas) hasta tarde, vaya, que a las 5h. nos estabamos acostando, algo impensable cualquier otro fin de semana.
Y amaneció el Domingo, más temprano de lo que cabría esperar, creo recordar que a las 10h. ya estaba despierto, ¡
qué mierda! Y la verdad es que para nada, el Domingo fue un "
día standart" de un fin de semana "
normal y corriente", es decir, desayuno, postear y perrear, comida, ver las dos primeras películas de
Harry Potter (que las había malvisto y mi novia si que no las había visto, ya sólo quedan pendientes las tres siguientes) y ya era la hora de la cena y de ver "
Aída", tras lo cual (o mejor dicho, en el intermedio de una
pausa publicitaria) aprovechamos para meternos en la cama. En el reloj marcaban las 12:30 y no nos habiamos dormido todavía, así que decidimos gastar las últimas energías del día y ahora sí, dormir plácidamente hasta que esta mañana sonara en mi móvil el "
You're beautiful" de James Blunt a las 7:06.
Muchas veces viendo los noticiarios (que bonita palabra) he observado que en alguna juerga (llamémosle "revuelta popular") como por ejemplo la que se va montando en estos últimos tiempos en París, se destroza alegremente mobiliario urbano, escaparates, coches... Y ahí quería ir a parar yo, a los coches. Yo no es que sea uno de esos que va con el coche todo tuneado, de hecho odio los coches tuneados, pero uno le tiene cierto aprecio a los dos millones de pesetas (12.000€) que en su momento se gastó en su Peugeot 306 como para verlo envuelto en llamas con cara de tonto.
