Siempre nos quedará París

Igual que la celebre frase que Rick (Humphrey Bogart) dijo a Ilsa (Ingrid Bergman) en Casablanca, el Barça podrá o no ganar una nueva copa de Europa, pero lo que es innegable es que a los barcelonistas siempre nos quedará París.

En un partido del que todo se ha dicho poco más voy a aportar yo que no sean mis propias sensaciones. Antes de empezar estaba bastante tranquilo, de hecho como había comentado en varios blogs y foros como el blog de Javi H o el mismo blog de mi amiga Ika, pensaba en la posibilidad real de que el Arsenal se adelantara primero en el marcador, y es que el Barça es un equipo que suele tomar riesgos y el equipo inglés un equipo muy rápido que juega a la perfección al contraataque, pero también confiaba en esa remontada ya que el Barça es un equipo que no se rinde nunca y que juega al límite de sus posibilidades con espíritu de campeón, estaba claro que si el Arsenal marcaba primero se iba a encerrar, como así sucedió cosa que condenó al equipo inglés. Pero como había comentado, tampoco pretendo hacer mi crónica del partido (cosa que en resumidas cuentas acabo de hacer, mil perdones). En cualquier caso he manifestado mi estado de relativa tranquilidad, y así es como afrontaba el encuentro, pero Henry me sacó de ese estado de tranquilidad en el minuto 3, afortunadamente el portero del Barça, Valdés, me devolvía esa ansiada tranquilidad, una tranquilidad que se vería esfumada cuando a falta de 20 minutos del final todavía íbamos perdiendo por 0-1, luego mi novia se sentó conmigo a ver el partido y llegaron los goles, y con ellos mis gritos de alegría, mis saltos y mis ganas de gritar ¡VISCA EL BARÇA!.

Y ahora llega la parte más "triste" del relato, que es cuando en lugar de salir a tocar el pito (el del coche...), a demostrar por la calle a las tantas de la madrugada que, a parte de ser barcelonista también sé hacer eso que tan bien suele hacer la gente a las tantas de la madrugada, es decir, tocar los huevos, pues en lugar de eso me quedé en casa, viendo las celebraciones hasta que primero se me cerró el ojo izquierdo (¿o fue el derecho?) y finalmente acabé apagando la tele en busca de unos sueños en los que yo era Rick y la orejuda Copa de Europa, Ilsa.

Siempre nos quedará París... ¡Y Wembley!