Mi primera vez con ella

El pasado fin de semana, concretamente el pasado sábado 26 tuve mi primera experiencia con ella. He de confesar que al principio tenía cierto recelo a hacerlo, por varios motivos, para empezar el hecho de que fuera mi primera vez no me tranquilizaba aunque a decir verdad, a medida que se iba acercando el momento de montarme en ella mis ansias de hacerlo eran cada vez mayores, por otro lado yo siempre había sido algo crítico con respecto a su uso y es que mi bien querida y amada naturaleza también se podría enfadar conmigo, pero bien, en realidad sólo iban a ser 15 minutos y lo que no me gusta es su uso indiscriminado, aunque después de hacerlo creo entender un poquito más a quien suele montarse en ella habitualmente.

Creo recordar que eran en torno a las 12 cuando yo y mi novia nos montamos en ellas, la mía era azul y amarilla, la de mi chica blanca y azul, al principio nos dijeron que teníamos que ir a "ralenti", despacito y es que cuando uno se monta en una de ellas cabe el riesgo de poder golpear a alguien a quien no has visto o que no te ha visto. Una vez alejados de la costa y al mando de nuestras motos de agua (¿o se dice motos acuáticas?) apretamos bien fuerte el acelerador y nos agarramos fuerte al manillar, ¡vaya sorpresa la nuestra cuando descubrimos el aire golpeándonos la cara!

Mientras mi novia se daba largos y rápidos largos (casi llega al centro del Mar Menor) yo me dedicaba más a los derrapes, al contrario de la gran mayoría que preferían dar carreras largas yo no corría especialmente en estas (aunque en una ocasión salí, literalmente volando en una recta) más bien me empleaba a fondo en las curvas, levantándo el agua bastante más allá de mi cabeza y eso que no soy precisamente bajo. Al final una experiencia estupenda que seguramente repetiremos el año que viene (era una actividad subvencionada y nos costó 10€ por persona), en cualquier caso si yo fuera rico o mejor dicho, dispusiera de la solvencia económica como para comprar y mantener una moto acuática no creo que la comprara, y es que además de que no le hace ningún favor al medio ambiente (principal causa) esta máquina entraña ciertos peligros personales y hacía otras personas que prefiero no asumir habitualmente.

Y para terminar una cosa divertidísima y menos peligrosa que la moto acuática, aunque depende, porque puede llegar a causar adicción, jejeje, se trata de un flash de un diseñador sueco que descubrí gracias a La Casa Giratoria, simplemente pasa el ratón por encima del dibujo (también puedes pulsar sobre los "botoncitos" que se encuentran en la parte inferior izquierda) y atente a las consecuencias. Vía originaria deviantART.