Buscando un título 3

Esta es la segunda vez que escribo este post hoy, bueno, el post y sobre todo el relato corto, ahora sólo queda que vosotros busquéis un título para esta historia...


Era un chico simple, y no porque no razonara las cosas ya que lo hacía con cuidado pero sin complicarse en enredados y complejos pensamientos, vivía su vida de manera ordenada y sencilla, siendo todos los aspectos de su vida igualmente sencillos, a pesar de llamarse José, todos lo conocían como Pepe.

Su madre era antagónica a él, ya desde siempre razonaba todo buscando encontrar las particularidades más complejas de todo cuanto se presentaba ante ella, incluso si se ponía a hablar de un átomo se podía dedicar horas y horas a hablar de él, de su núcleo y terminaba diciendo “un átomo es algo muy complejo”, algo que escuchándola hablar nadie ponía en duda. Hasta tal punto llegó su forma de pensar que cumplidos los 65 años la tuvieron que ingresar en un centro psiquiátrico ya que según decía había elaborado una teoría por la cual, unas personas del futuro habrían venido a nuestro tiempo para conseguir sus oscuros propósitos.

Como cada semana Pepe fue a visitar al centro a su madre.

Pepe: Hola madre, ¿qué tal estás?
Madre: Bien hijo, bien, ya sabes, no es agradable estar rodeada de enfermos mentales, esquizofrénicos y demás, pero dentro de lo que cabe no me puedo quejar, tengo mucho tiempo para pensar, y he llegado a una nueva conclusión…
Pepe: Bueno, ¿y qué te dan de comer?
Madre: Pastillas y más pastillas, es increíble la cantidad de fármacos que nos suministran, a mi parecer del todo excesivo.
Pepe: Ya ves, pero si quieres ponerte bien tendrás que tomártelos.
Madre: Estoy bien.
Pepe: Ya, ya lo sé, bueno, pero tú tómatelas… Nos vemos la semana que viene, ¿vale?
Madre: De acuerdo, hasta la semana que viene hijo, cuídate y vigila…
Pepe: Hasta pronto, madre.
Madre: Hasta pronto.

Y Pepe se dirigió a la salida donde allí, como siempre hablaría con una simpática enfermera de ojos claros.

Enfermera: ¿Qué tal has visto a tu madre?
Pepe: Bien, con sus historias de siempre, pero bien, creo que poco a poco va tranquilizándose.
Enfermera: Pobrecilla, la verdad es que es una persona extraordinaria, es una penita verla aquí, ojalá pronto la podamos ver curada.
Pepe: Sí, eso espero… Muchas gracias por todo. Nos vemos.
Enfermera: Adiós Pepe.

Mientras él se alejaba la enfermera lo miraba sonriente hasta que este se perdió de su vista, en ese momento miró a la madre internada y murmuró en un hilo de voz.

Enfermera: Pobre mujer, si supieras hasta que punto tienes razón en tus elucubraciones…